El artículo examina cómo la modernidad ha desnaturalizado la técnica, transformándola en un instrumento de poder deshumanizante. Se destaca la desconexión entre los fines humanos y los elementos técnicos, proponiendo que la solución radica en fortalecer las relaciones comunitarias. Además, aborda la reducción utilitaria de la vida y sus implicaciones éticas y gnoseológicas.

