Alasdair MacIntyre (1929–2025): una vida filosófica entre la narración, la virtud y la vulnerabilidad

Resumen

Alasdair MacIntyre, fallecido el 22 de mayo de 2025, fue uno de los filósofos morales más influyentes de nuestro tiempo. Esta semblanza académica presenta una visión sintética de su obra, su evolución intelectual y su enfoque filosófico centrado en las virtudes, la tradición y la vulnerabilidad. Desde After Virtue hasta Dependent Rational Animals, su pensamiento reconfiguró los fundamentos de la ética contemporánea. Este artículo también explora sus contribuciones en el marco de la dependencia humana y su crítica al individualismo moderno.


1. Introducción

La muerte de Alasdair MacIntyre marca el cierre de una de las trayectorias intelectuales más fértiles del siglo XX y comienzos del XXI. Su legado atraviesa la filosofía moral, la historia de las ideas, la teología y la antropología filosófica. Pocas obras han tenido la repercusión de After Virtue (1981), donde propuso que la moral moderna está constituida por fragmentos incoherentes de una tradición ética previa que ha sido rota1.


2. Una vida dedicada a la filosofía

MacIntyre nació en Glasgow en 1929. Su infancia estuvo marcada por las historias gaélicas sobre pescadores y campesinos en un mundo donde la vida se entendía dentro de comunidades resilientes2. Esta experiencia marcaría su rechazo posterior a las concepciones individualistas del sujeto moderno. Formado en Oxford, Manchester y Londres, comenzó a enseñar filosofía en 1951 y, aunque nunca obtuvo un doctorado formal —se enorgullecía de ello— recibió numerosos doctorados honoris causa y fue distinguido por instituciones como la British Academy y la American Academy of Arts and Sciences3.

Ocupó cargos académicos en instituciones de renombre (Oxford, Yale, Duke, Princeton), pero encontró su hogar definitivo en la Universidad de Notre Dame, donde enseñó durante sus últimos años y ofreció cursos que inspiraron generaciones de estudiantes.


3. El giro de las virtudes

Con After Virtue, MacIntyre desafió el consenso ético dominante, que oscilaba entre el deontologismo kantiano y el utilitarismo, y propuso una recuperación de la ética de la virtud como una vía para reconstruir el sentido moral perdido4. Siguiendo la crítica de Elizabeth Anscombe a la «filosofía moral moderna», argumentó que nuestros juicios morales carecen de sentido si no se sitúan en tradiciones narrativas concretas.

Sus obras posteriores, Whose Justice? Which Rationality? (1988) y Three Rival Versions of Moral Enquiry (1990), profundizaron en esta idea de que la racionalidad está siempre encarnada en prácticas históricas y contextos comunitarios. No hay justicia universal sin una tradición particular que la encarne y le dé sentido5.


4. La antropología de la vulnerabilidad

Una de las contribuciones más originales de MacIntyre fue la introducción del concepto de «animal racional dependiente» en su obra Dependent Rational Animals (1999). En ella argumenta que la Ilustración construyó una imagen falsa del ser humano como autónomo y autosuficiente, ignorando su fragilidad biológica y su necesidad estructural de cuidados6.

MacIntyre propone que el reconocimiento de la vulnerabilidad —presente en la infancia, la enfermedad y la vejez— no es un obstáculo sino el fundamento mismo de una ética que pone en el centro las virtudes del cuidado, la gratitud, la misericordia y la justa generosidad. La dependencia no es una falla que deba superarse, sino una condición constitutiva de la vida moral.


5. Filosofía, religión y tradición

La vida intelectual de MacIntyre estuvo marcada por múltiples conversiones: del marxismo al tomismo, del anglicanismo al catolicismo. En sus propias palabras: “Tenía ya cincuenta y cinco años cuando descubrí que me había convertido en un aristotélico tomista”7. Su conversión al catolicismo en 1983 fue tanto una decisión espiritual como una convicción filosófica. Lo impresionó especialmente el método de Tomás de Aquino, que no adoptaba ninguna conclusión hasta haber refutado racionalmente todas las objeciones plausibles8.

MacIntyre encontraba en el tomismo una forma de hacer filosofía en la que fe y razón no se contraponen, sino que se entrelazan. Su aproximación fue compartida por otros conversos filósofos como Elizabeth Anscombe y Michael Dummett, con quienes mantuvo afinidades intelectuales9.


6. El filósofo como maestro

Sus clases eran temidas y reverenciadas por igual. En sus seminarios exigía excelencia, ironía mediante. Una anécdota lo retrata bien: al calificar un trabajo con B–, explicó que una A sólo se otorgaba a textos que él mismo estaría dispuesto a firmar10. A pesar de su estilo riguroso, fue un maestro generoso. Tradujo artículos para estudiantes que no sabían francés, regaló entradas de fútbol y recomendó con firmeza a quienes lo merecían.

En el aula y fuera de ella, encarnó una vida intelectual disciplinada, exigente y comprometida. En su oficina, sombría y silenciosa, se encontraba una cruz gala y una foto de Edith Stein. Allí recibía a quienes se atrevían a pedirle una carta de recomendación, a veces con la advertencia: “Puedo escribirte una carta, pero podría ser del tipo que te impida conseguir trabajo”.


7. Narrativa, comunidad y tradición

Para MacIntyre, el ser humano es “esencialmente un animal que cuenta historias”11. La vida ética no puede separarse del relato, porque toda elección moral está situada en un contexto narrativo. “Sólo puedo responder a la pregunta ‘¿Qué debo hacer?’ si antes puedo responder a la pregunta ‘¿De qué historia formo parte?’”12.

De ahí su defensa de las comunidades tradicionales como espacios donde se cultivan las virtudes. La vida buena, para MacIntyre, no es un proyecto individual sino una práctica compartida, sostenida por instituciones que encarnan bienes comunes. Sin esta dimensión comunitaria, la ética se fragmenta y pierde su significado.


Conclusión

Alasdair MacIntyre fue, en el mejor sentido, un filósofo incómodo. Convirtió la filosofía moral en una tarea histórica, práctica y comunitaria. Rechazó los modelos abstractos y los sistemas éticos desarraigados, para proponer una visión narrativa y relacional de la vida buena. Frente al individualismo, propuso la dependencia. Frente al emotivismo, las virtudes. Frente al olvido del pasado, la tradición viva.

Con su muerte se apaga una voz singular, pero su obra permanece como uno de los faros más luminosos de la filosofía contemporánea. Como alguien dijo con ironía, “si estamos esperando a Godot, quizá llegue antes que otro MacIntyre”. Pero su legado ya nos ha dado mucho con qué pensar, y sobre todo, con qué vivir.

Jorge Martín Montoya Camacho
Universidad de Navarra


Bibliografía

  • Anscombe, G. E. M. Modern Moral Philosophy. Philosophy 33, no. 124 (1958): 1–19.
  • MacIntyre, Alasdair. After Virtue. 3.ª ed. Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 2007.
  • MacIntyre, Alasdair. Whose Justice? Which Rationality? Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1988.
  • MacIntyre, Alasdair. Three Rival Versions of Moral Enquiry: Encyclopaedia, Genealogy, and Tradition. Notre Dame, IN: University of Notre Dame Press, 1990.
  • MacIntyre, Alasdair. Dependent Rational Animals: Why Human Beings Need the Virtues. Chicago: Open Court, 1999.

Notas

  1. A. MacIntyre, After Virtue, 3.ª ed., University of Notre Dame Press, 2007, p. 2.
  2. Véase el testimonio biográfico en el texto original citado.
  3. Ibid.
  4. E. Anscombe, “Modern Moral Philosophy”, Philosophy, vol. 33, no. 124, 1958, pp. 1–19.
  5. A. MacIntyre, Whose Justice? Which Rationality?, University of Notre Dame Press, 1988.
  6. A. MacIntyre, Dependent Rational Animals: Why Human Beings Need the Virtues, Open Court, 1999.
  7. Véase texto biográfico.
  8. Ibid.
  9. Ibid.
  10. Testimonio del alumno citado en el texto biográfico.
  11. A. MacIntyre, After Virtue, p. 216.
  12. Ibid., p. 217.