En el mundo actual, donde las emociones juegan un papel cada vez más relevante en los discursos públicos, el emotivismo se presenta como un fenómeno clave para entender ciertos aspectos de los problemas de nuestra moral contemporánea. Esta corriente filosófica sostiene que los juicios éticos no son más que expresiones de sentimientos y preferencias personales, sin un fundamento objetivo que permita evaluar de manera universal la moralidad de una acción. En lugar de buscar principios comunes, el emotivismo reduce los juicios éticos a reacciones emocionales, algo que se ha intensificado en la era de las redes sociales y la información instantánea.
La posverdad, especialmente presente en la era digital, contribuye a este fenómeno. Se refiere a cómo los hechos emocionales y subjetivos suelen prevalecer sobre aquellos objetivos, favoreciendo las creencias personales o intereses políticos por encima de la verdad verificable. En este contexto, los discursos no buscan acercarse a una realidad objetiva, sino que construyen narrativas que conectan con las emociones y prejuicios del público, independientemente de su relación con los hechos. Así, la posverdad se alimenta del emotivismo, donde la verdad ya no se mide por hechos verificables, sino por lo que se siente y se cree.
Este fenómeno también encuentra eco en la crítica del filósofo Harry Frankfurt, quien en su obra On Bullshit reflexiona sobre la charlatanería y la manipulación de la verdad. Frankfurt señala que, a diferencia de la mentira, la charlatanería no se preocupa por la verdad en sí misma; lo importante es la apariencia de certeza o autenticidad, sin importar si lo que se dice corresponde con la realidad. En este sentido, la charlatanería conecta estrechamente con la posverdad, donde la manipulación de las emociones y la construcción de narrativas emocionales reemplazan el compromiso con los hechos.
En la segunda edición de Encubrimiento y verdad: algunos rasgos diagnósticos de la sociedad actual (2025), se explora cómo el emotivismo —cuya consecuencia ha sido el auge de la posverdad— ha dado lugar a una moral sumamente fragmentada y frágil. Esto lleva a un mal entendimiento de la vulnerabilidad, tal como se describe en «Corporalidad, tecnología y deseo de salvación» (2024). Todo esto lo escucharemos en un audio desarrollado a través de inteligencia artificial, que analiza cómo estos fenómenos se interrelacionan y cómo afectan nuestra concepción de la ética. Al respecto, Alasdair MacIntyre ofrece una crítica profunda al impacto del emotivismo en la moralidad moderna.

«El emotivismo lleva a injusticias graves, sobre todo a no querer decidir sobre aquello que es bueno en sí mismo»


